miércoles, 3 de diciembre de 2014

De hiperactivo a millonario


Diversión aérea
Hace meses participé en el desfile conmemorativo al día del trabajo: marchas,  bocinas, banderas, pancartas, demandas y desorden. “Nada nuevo”, pensaba. Antes de retirarme eché un vistazo alrededor y encontré algo que me retuvo: se trataba de un objeto que volaba a menos de 80 metros de las cabezas de la multitud. Atraído por el mini avión me senté a verlo durante unos minutos hasta que volvió a su dueño, un reportero que lo manipulaba a control remoto. Después supe que lo usaba para fotografiar el evento. Ese fue mi primer y tardío “contacto” con un drón.

Desde entonces pensé poco en aquel suceso, sin embargo éste vino de nuevo a mi mente hace unos días en que leí en un buen libro la historia de un joven mexicano que a sus 26 años disfruta el éxito y reputación de ser uno de los principales expertos sobre drones en el mundo. La verdad quedé tan fascinado con ella que me gustaría compartirla con quienes todavía no la conocen:

¿Sueños frustados?
Piensen en lo siguiente: un niño diagnosticado con déficit de atención con hiperactividad, travieso, mal alumno, expulsado de cinco escuelas y a quien las maestras aconsejan medicar. Al parecer solo le apasionan los aviones y pasar el día jugando con sus legos… ¿le pronosticarían un buen futuro?

Resulta que ese niño existió: su nombre es Jordi Muñoz. Después terminó de milagro su educación básica y se hizo adolescente. Tras estudiar el bachillerato en Baja California viajó a la ciudad de México para estudiar ingeniería aeronáutica en el IPN, pero lo rechazaron dos veces. La decepción fue enorme para Muñoz. Con el sueño frustrado de ser ingeniero regresó a la ciudad de Tijuana y se dedicó a vender tacos.

Con el apoyo de sus padres, este joven que entonces tenía 19 años regresó a estudiar en una universidad privada de su ciudad y todo parecía tomar rumbo de nuevo hasta que, un año después, embarazó a su novia. Asustados, su novia y él escaparon a Estados Unidos aprovechando que ella tenía la doble nacionalidad. Sin papeles, sin estudios y lo más importante, sin dinero, Jordi se dedicó a cuidar al bebé en su casa y a navegar por internet mientras esperaba la llegada de un permiso para trabajar en EU.

El golpe de suerte llegó cuando Jordi encontró un blog creado por Chris Anderson de apenas 14 miembros llamado DIY Drones (Do It Yourself Drones = Drones hechos por uno mismo). Muñoz pudo mostrar su creatividad cuando propuso en el blog una manera de armar un drón utilizando piezas de su Nintendo Wii, un helicóptero de juguete y, especialmente, una plataforma de apenas 30 dólares en lugar de las de 500 que empleaban los demás blogueros. Jordi lo hizo volar a control remoto, le tomó fotografías y videos y los compartió en el blog disculpándose por su “mal inglés”. Obviamente Jordi y su invento causaron sensación.

Desde entonces y hasta la fecha Jordi Muñoz, con el apoyo de Anderson han causado revuelo en lo que al diseño, uso y comercialización de drones civiles se refiere. Desde 2012 Muñoz es el Presidente de 3D Robotics, una empresa que para el próximo 2015 pretende aumentar sus ganancias hasta la nada despreciable cantidad de 60 millones de dólares cuando la legislación de EU cambié y permita extender el uso de los drones para que distintas empresas entreguen con ellos paquetes o pizzas a domicilio, o que los salvavidas rescaten a personas llevándoles un flotador, que los campesinos monitoreen sus cultivos y sepan con certeza qué productos químicos les funcionan…en fin tantos usos como la imaginación lo permita.

 
Esta historia me llena de felicidad no solo porque Jordi Muñoz es mexicano o porque sea un ejemplo fascinante del uso de la creatividad, sino porque nos demuestra que el internet es más fuerte que las barreras que imponen los títulos, el dinero y el idioma.



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