martes, 21 de julio de 2015

10° Aniversario: Generación 2001-2005

Una década, según se vea, puede ser poco o mucho tiempo. 10 años, 3650 días, 87 600 horas.  Pero una década se mide no solo en cuestión de tiempo, sino también en alegrías, tristezas, momentos banales o instantes memorables, ocurridos en el devenir de la vida cotidiana, ya sean en soledad, en compañía de los seres queridos o en el ejercicio de una profesión, de una vocación. Por esta razón los docentes egresados de la generación 2001-2005 del Instituto Estatal de Educación Normal de Nayarit, IEENN, nos proponemos celebrar la llegada de nuestro 10° aniversario como docentes, en educación especial, educación preescolar y educación primaria, con el recuerdo de nuestras primeras experiencias en el ejercicio de la profesión docente.
Quedan pues ante ustedes las narraciones de siete docentes egresados del IEENN, que muestran cómo fueron sus primeros años de servicio, su primer lugar de trabajo, la relación con la comunidad, retos, aprendizajes y mucho más. Esperamos que las disfruten.


Narraciones sobre las primeras experiencias docentes:


Los primeros días. Lilia Rocío Pérez Lerma.
Una década trascendiendo. Karla Elizabeth Ramírez Ruelas.
Recordar es volver a vivir. Tania Yazmín Romero Zepeda.
La sierra de la yesca: primer año inolvidable.  Román González Arellano.
Adentrándome en la selva. Jorge Eduardo Verdín Altamirano.
Por fin maestro. Joel Servando Montes Hernández.


Listas de alumnos egresados, generación 2001-2005. (pendiente)
In memoriam: para César Israel Maravillas García & Mirna Verde Balcázar

            Por último invitamos a los demás compañeros egresados en la generación 2001-2005 a escribir sus anécdotas y enviarlas al correo docentesde10@gmail.com para conocer sus vivencias y algún día poder publicarlas junto a las que aquí se muestran en un libro.
 

In memoriam: César Israel Maravillas García & Mirna Verde Balcázar


In memoriam
Sería injusto olvidar en esta celebración a los compañeros que por azares del destino ya no se encuentran con nosotros: Cesar Israel Maravillas García y Mirna Verde Balcázar. Amigos cuya vida terminó en el momento menos esperado, uno a causa de un trágico accidente y otra a causa de la brutal violencia que vivimos en Nayarit hace algunos años.

Hoy los recordamos con cariño, a ellos que en su momento compartieron con nosotros alegrías, enojos, frustraciones, sonrisas, pero sobre todo amistad y, aunque sea por algunos años, la dicha de ser docentes, él en educación primaria y ella en educación especial .

Donde quiera que se encuentren sepan que ustedes forman parte de una generación de retos, una generación inolvidable.


 
César Israel Maravillas García
(18 de mayo de 1983 / 14 de noviembre de 2010)
César siempre tuvo habilidad para la danza regional mexicana. Realizó su servicio docente en la primaria Constitución de 1917 ubicada en la colonia Indeco de la ciudad de Tepic, donde se hizo cargo de la banda de guerra de la escuela. Después de obtener su título como Licenciado en Educación Primaria en el Instituto Estatal de Educación Normal de Nayarit, se trasladó al estado de Michoacán donde cubrió interinatos de educación telesecundaria en la localidad de La Placita de Morelos, municipio de Aquila, por espacio de dos años. También cubrió un interinato en educación primaria en el municipio de Apatzingan.

Posteriormente logró obtener su plaza base en educación primaria en Buenavista Tomatlán, donde laboró por dos años hasta el momento de su lamentable fallecimiento.

Su esposa Gema Oyuki Calvillo Pulido, su hija Tzitziky Yunuen Maravillas Calvillo,  sus padres Fernando Maravillas Jiménez y Martina García Carrillo, así como su hermana Verónica Maravillas García y su sobrino Yordanis Sinuhe Nates Maravillas lo recuerdan con cariño. 

  

Mirna Verde Balcázar
(26 de octubre de 1983 / 18 de noviembre de 2010)
Recordamos a Mirna como una compañera destacada. Obtuvo su título como Licenciada en Educación Especial en el área de Deficiencia Mental del Instituto Estatal de Educación Normal de Nayarit, después de realizar su servicio profesional docente en la escuela primaria Guillermo Prieto Pradillo. Prueba de su esfuerzo y dedicación es que después de laborar durante un año en la Escuela Normal de Especialización de Nayarit, ganó el primer lugar en el examen de oposición de entre 110 aspirantes en la modalidad de educación especial con énfasis en deficiencia mental.

Inició su servicio en educación básica en el municipio nayarita de Huajicori. Tras estudiar diversos diplomados en lenguaje manual, sistema braille y autismo accedió a la función de Asesor Técnico Pedagógico en el municipio de Rosamorada. Poco antes de ser víctima de la violencia, estudiaba un diplomado en el TEC de Monterrey con el sueño de recibir una beca que le permitiera estudiar una maestría en España.

Agradecemos la información proporcionada por la señora Aurora Balcázar Hernández, madre de nuestra querida compañera.


Los primeros días...


Por: Lilia Rocío Pérez Lerma,
Licenciada en educación preescolar.

Es complicado comenzar a relatar mi experiencia sobre los primeros años porque vienen a mi mente mil recuerdos y experiencias valiosas, para mí todas interesantes, para ustedes como lectores no lo sé, intentaré centrarme en alguna.

Me inicié en el servicio docente en el municipio de Bahía de Banderas, en la zona 17 con cabecera en Bucerías Nayarit, yo lo conocía muy poco, por las playas por supuesto, entonces no podía imaginar que San Francisco sería mi primer lugar de trabajo. Es un lugarcito hermoso (seguro mis compañeros que han tenido la suerte de trabajar por aquellos rumbos saben de qué les hablo), tiene una playa un tanto introvertida diría yo, porque no invita mucho a nadar la verdad, pero en fin no voy a negar su atractivo turístico, es hermosa toda la bahía, ahora viéndolo a la distancia puedo decir con toda franqueza que  no fui capaz de disfrutar al máximo esos días, porque me desprendí de cosas cuando tuve que irme y yo sé que hoy puede sonar exagerado decir algo así pero de verdad me costó bastante acostumbrarme, en el tiempo que estuve por allá, sin embargo aprendí bastante y no sólo en el plano profesional sino también personal. Les contaré algo sobre esos primeros días...

 San Francisco por 2005 era un lugar turístico y no tanto como ahora, pero confluían personas de distintas partes del mundo y eso es algo que me sigue fascinando aún hoy. Yo llegué al Jardín de Niños Luz María Serradel, fue un incremento, por lo que no había un aula  para mi grupo, sólo 26 alumnitos y una pequeña bodega que se usó como salón, de madera por cierto, con dos ventanas y 35ºC a la sombra. Caminaban cangrejos por el piso, y había un pizarrón, algunas sillas y mesitas para los niños.

Las primeras semanas de trabajo fueron de adaptación a todo,  llegaban nuevos alumnos que se iban distribuyendo en los tres grupos para no saturar uno solo, entonces sucedió: Zama Bortoloto, italiano, su padre trabajaba en un hotel como el 90% de la población, entonces el pequeño Zama no hablaba ni gota de español, pero bueno era italiano no era neozelandés, así que pude comunicarme con él desde el principio con algunas palabras en español y con señas por supuesto. Luego conseguí un diccionario de italiano y fue un poco menos complicado, los niños también intentaban comunicarse y se entendían al menos para jugar perfectamente, enfrentarme a la barrera del idioma con mis alumnos no fue imposible pero tampoco fue algo sencillo, en fin mis días en San Francisco fueron pocos por las cadenas que se hacen en la zona, entonces era y puedo asumir que sigue siendo una zona de mucha movilidad. Las maestras no permanecíamos mucho tiempo en un Jardín, pero lo que el “Luz María Serradel” me dejó, fue una  idea de lo que me iba a tocar vivir en la zona, solo una probadita.

Después de mi alumno Zama,  vino Mayan, era canadiense, ella con su mezcla de inglés y francés me confundía constantemente, la asignaron a  mi grupo de 3º en el Jardín de Niños “José María Pino Suárez”, en la Cruz de Huanacaxtle, entonces dedicaba un espacio del día para el intercambio lingüístico ella nos enseñaba inglés y nosotros español, en una ocasión le pedí que dibujara su casa, dibujó en lo alto la bandera canadiense y me enterneció bastante, puedo decir a mi favor que intenté por todos los medios que mis alumnos extranjeros se integraran y que el idioma más que ser una barrera fuera una ventana cultural para todos, me siento satisfecha al menos hice lo que estuvo en mi por aprovechar esas situaciones a favor y no tomarlas enteramente como un obstáculo.
 
Mi permanencia en la zona fue bonita, yo en la medida de lo posible pude disfrutarlo. Una ocasión salimos de excursión a recoger piedras de mar, hermosas debo decir yo maravillada me quedé con algunas para mí, las mejores según puedo recordar, pero fue desconcertante saber en primer lugar, que mis pequeños de cinco años y yo saldríamos a la playa ¿pero qué les pasa? pensé cómo se les ocurre, es demasiado riesgo yo no creo que pueda, salí entonces con el maestro de educación física,  él confiado todo el tiempo y yo  angustiadísima porque algo podía pasar, son niños pequeños pensé "qué tal que corran al mar o se piquen con algo o se los coma un tiburón"; sí, estoy exagerando, ¡pero créanme que lo llegué a pensar! Entonces los vi caminar tranquilamente como si tal cosa por  la playa y seguir las indicaciones del maestro y yo estupefacta y feliz de no tener que correr detrás de alguno para que no se metieran al mar, la consigna fue clara y ellos la siguieron, es que en realidad el mar para ellos era parte de su paisaje cotidiano, para mi no, para mi el mar significaba solo una palabra “peligro”. Del “José María Pino Suarez” en la Cruz de Huanacaxtle aprendí a no temerle al mar, aprendí que los niños en realidad estaban totalmente contextualizados y que ahí la única inadaptada era yo, luego en el aspecto pedagógico debo decir que tuve libertad absoluta para emprender mi camino con los alumnos, mi directora y compañeras muy accesibles hice amistades que aún conservo, era un excelente equipo, buenos días  buenos momentos, estábamos con la adaptación al PEP 2004,   los viernes teníamos cursos para reforzar la implementación del programa en las aulas.

Bahía de Banderas fue mi primer lugar de trabajo lo recuerdo con nostalgia y agradecimiento a la gente que me apoyó en mi estancia por allá y en mi trabajo, es que  ver el mar desde tu salón no es cualquier cosa y menos un mar tan bello, al terminar la jornada parecía que todos los días eran vacaciones, me topaba con surfistas, turistas y  demás, subirse a un camión y escuchar tres idiomas distintos al mismo tiempo, gente mojada con sus tablas de surf, un vendedor de helados, gente sonriendo y cantando algo en francés, de fondo ese color que tiene el mar a medio día, que es de un azul tan brillante que reclama toda tu atención, no puedes dejar de mirarlo, oigan es una postal muy bella y yo la vivía todos los días.