Por: Tania Yazmín Romero Zepeda
Licenciada
en educación especial, en el Área de Deficiencia Mental.
Mi
estancia como estudiante del I.E.E.N.N. fue muy agradable, rodeada de mis
compañeros que al pasar de los años se convirtieron en mi familia, mis maestros
que aún recuerdo con mucho cariño, pues parte de lo que soy se los debo a
ellos, la banda de guerra a la que estuve integrada los 7 años y en la cual
conocí gente grata y viví tan felices momentos, las charlas entre clases, los
jardines y hasta el puestecito de dulces en la entrada ¡Qué tiempo tan
maravilloso!
Al
egresar, como cualquier estudiante tenía muchas ilusiones, pero la mayor, era
la de colaborar para tener un mundo mejor; había pasado prácticamente los
cuatro años de licenciatura asistiendo al Centro de Atención Múltiple no. 10
como voluntaria y posteriormente a realizar mis prácticas y servicio social, lo
cual me dejó importante aprendizaje para mi desarrollo como profesionista.
El
encuentro con mi realidad comienza cuando no tengo oportunidad para
desarrollarme en un centro acorde a mi perfil de egreso, no obstante, se me
abren las puertas en la Universidad
Autónoma de Nayarit, lo cual consideré como un reto, pues no existía ningún
acercamiento a esa institución.
El
primer día que me presenté, fue el 14 de Octubre del año 2005 al edificio
Complex, en el departamento del Tronco Básico Universitario (TBU) donde
colaboré con la esposa del rector de ese momento, la maestra Emma Lorena
Sifuentes Ocegueda. Ahí permanecí por dos años, desempeñándome en labores de
investigación y administrativas. Esto me sirvió mucho, pues desarrollé nuevas
habilidades investigativas y reforcé mi vocación por la docencia.
A
pesar de pertenecer a un gran equipo de trabajo, mi inquietud por estar frente
a grupo crecía cada día más, por lo que en noviembre de 2007, me integré al
Área de Ciencias Sociales y Humanidades, específicamente al programa de
Psicología y donde hasta la fecha continúo prestando mi servicio.
En
Enero de 2008, fue mi primer acercamiento en aula con estudiantes de entre 20 y
30 años, y el sentimiento aún no lo olvido y dudo que pueda hacerlo; los
nervios y la adrenalina estuvieron presentes en todo momento, sin embargo,
traté de mantener la postura (no estoy segura de haberlo logrado). Traté de
aplicar técnicas y estrategias docentes aprendidas de mis maestros normalistas
y, desde mi percepción, la mayoría funcionaron.
Semestre
a semestre he convivido y aprendido de jóvenes, trabajando 5 unidades de
aprendizaje de la línea de investigación en psicología y ciencias de la
educación, y he abordado Educación Especial en los programas de psicología y de
puericultura (en éste último, tuve la fortuna de organizar un panel y contar con el apoyo de mis
compañeros normalistas Joel Servando Montes y Enrique Miramontes Rodríguez) ,
lo cual me ha hecho sentir realizada como profesionista y como ser humano.
He
comprobado que la docencia es un arte, y que para llevarla a cabo se necesita
preparación, creatividad y entusiasmo. El docente crece con las experiencias y trasciende
en el tiempo por su calidez.
Espero
continuar con los nervios y la adrenalina que sentí la primera vez cada que
llegue a un grupo que no conozco, pues considero que eso me mantiene viva
y enamorada de mis actividades, actualmente
me desenvuelvo como tutora, directora de tesis y docente facilitadora, lo que
me hace sumamente feliz.
¡Si
pudiera regresar el tiempo, volvería a vivir lo mismo!
Amiga... ¡Tienes una redacción increíble! Me encantó la manera que transmitiste tu experiencia docente. ¡Felicidades! <3
ResponderBorrar¡Gracias Amiguita Hermosa! Sería Bueno Planear Un Cafecito Para Platicar.
BorrarMe encanta la idea! Vamos poniéndonos de acuerdo en estos días :D
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